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viernes, 13 de enero de 2012

LA ÚLTIMA NAVIDAD

Madre mia,
la última navidad
no lleve colaciones,
solo unos calcetines
para el frio y las ausencias,
para hablarle a tus pies
cansados del camino,
para consolar la voz
que no pudo salir
de mi garganta.

Para arrullar tu piel de seda
para prolongar mi caricia,
para evadir la tristeza
y aletargar en mi
tu melancolia.

La última navidad
abrazabas el universo,
en la caricia de tu nieto
más amado.

La última navidad
entre suspiros
balbuceabas oraciones,
al niño Dios
y cautiva del tiempo
bendecias el momento.

Sonreias, y flotaba en el aire,
la estela de tu bondad.

La última navidad
no lleve colaciones,
solo unos calcetines,
para abrazar el tiempo,
en la breve fracción
de un lindo sueño de Dios,
¡mi madre!

In memoriam
LA VOZ DE MI PADRE

Tu voz está guardada
en la vigilia, suena a
música en el patio
de la vida, rompe el viejo
cercado de la casa de
la memoria, se interna
en el rosal y un ave canta.

Golpea todos los días
en la puerta de los
recuerdos, vuela como
mariposa inquieta en
el perfume de la soledad.

Es benigna como el viento
suave, que acaricia
la esperanza.

En la mañana trae
nostalgia de claridades,
de horizontes abiertos,
de olor a trigo, y surco
fresco, a gorjeos de
bosque, a gloria de
otros tiempos.

Tiene sabor a vino
a cariño y a lágrimas.