jueves, 27 de noviembre de 2008
VENCIENDO LA ADVERSIDAD
Este acontecimiento sucedió en la amable e histórica ciudad Tunja, capital del departamento de Boyacá Colombia.
Ciudad de hermosos mitos y leyendas, con fragancia de yedras y geranios donde el sumercé tiene aroma a chocolate fresco y los amaneceres igual que los atardeceres se visten de grises muselinas, adornados por un multicolor enjambre estudiantil.
Toda esta belleza presentida despierta mis sentimientos y todos mis recuerdos de adolescencia que fluyen por los largos senderos de mi pensamiento.
Pero veamos, hace algo así como 28 años la familia Vidal alimentando la esperanza del nacimiento de un hijo, con entereza preparan todos los aderezos, el padre, Samuel en medio de su quehacer cotidiano, después de su trabajo, sintiéndose mas vivo que nunca, entre tarareos y dulces canciones, da las ultimas pinceladas a la blanca cuna, que ha de servir de reposo y abrigo al hijo de sus sueños. Por otra parte, juanita su esposa, quien aun siente palpitar en su vientre el anhelo ardiente de la vida, prepara afanosa, los últimos escarpines, que adorna con hermosas cintas azules como el cielo.
Esta escena tan bella y tan humana me invita a reflexión.
Ella con ternura acaricia su barriguita, porque presiente la hora suprema, Juanita aunque joven mujer, luce un poco cansada, pero sus mejillas color de rosa, se encienden aun mas en medio de aquella emoción inigualable. En aquel bello jueves de ilusiones y esperanzas Samuel, su esposo toma la maleta, que contiene todo lo pertinente para el feliz acontecimiento, y estrechando la mano de Juanita, se ponen en marcha, hacia el viejo pero confortable hospital San Rafael de Tunja. Su médico Gabriel, joven ginecólogo de fama, de gran calidad humana, pequeña estatura y presencia confiable, los recibe con una amplia sonrisa, mas sin embargo, solo invita a pasar a la futura madre.
Samuel en la sala de espera, camina de un lado hacia otro, pero por fin logra tranquilizarse un poco y toma asiento; Fernanda su vecina al verlo tan solitario se acerco y lo animo con breves frases de consolación, el tan solo la escuchó y sonrió…
Después de algo más de una hora de intenso trabajo de parto se oye el llanto fuerte del recién nacido, Samuel alerta, abre los ojos y mira hacia el fondo de la puerta, por donde antes entró Juanita, y de donde ahora entre un blanco ropaje asoma la enfermera, que trae entre sus brazos el anuncio palpitante de la vida. Fernanda corre emocionada hacia la enfermera, por el largo pasillo del hospital, con el deseo inmenso de conocer al bebe; pero ella se dirige directamente hacia Samuel, deja que el bebe resbale suavecito sobre su regazo, el lo mira larga y dulcemente, de sus ojos brotan dos grandes lágrimas de felicidad; Juanita también llora de alegría y gratitud, por el invaluable regalo de Dios para sus vidas. Conmovida Fernanda limpia el llanto que corre por el rostro de Juanita, le sonríe y la estrecha junto a ella felicitándola.
El niño se ve sano y vigoroso, entonces en el cerebro de cada uno de sus padres crecen los sueños e ilusiones.
Luego, después de retornar a casa, arrullando la esperanza entre sus brazos, allí los visitan parientes y vecinos, cada uno con un paquete de amor para el recién nacido.
Pasan los días, los meses, los años, el tiempo vuela vertiginosamente, y el bebe de ayer, quien es hoy Robertico, juega, ríe y corre tras las mariposas de las praderas, se mete entre las cristalinas ramas de los arroyos, y se embelesa mirando el cielo y las estrellas, también recoge flores en los campos, las aprieta fuerte contra su pecho y con voz tierna dice: mamá Juanita son para tí con todo mi corazón. Es un momento conmovedor y no puedo contener las lágrimas ante la ternura y candidez de Arturito.
Su infancia ha sido Feliz, ahora asiste al Colegio de Boyacá, considerado como uno de los mejores de la ciudad e incluso del departamento. Allí hace su primaria, su maestra rocío lo quiere mucho , le omite algunas faltas y es cómplice de otras, sabe de sus problemas y de sus arranques de soberbia, lo consiente por ser buen alumno, pero en ese complicado viaje de la vida, a Arturo le aburren muchísimo los parámetros de enseñanza, le parecen absurdos y cansones, entonces a veces aunque se despide de papa y mama para ir al colegio, suele escaparse siligilosamente y meterse en un rinconcito, bajo la fronda del huerto de su casa; allí en medio del silencio, puede dejar volar sus pensamientos, mucho más allá de lo que puede dejar una lección de geografía, queriendo encontrarse así mismo, siempre observando cada cosa y el porqué de la misma. Con mente abierta e inteligente, Arturo comienza leyendo retazos de Sócrates, Aristóteles, platón; así que cuando regresa al colegio hace a su maestra algunas preguntas no comunes en la primaria, claro que él es quien más interviene en la clase. Pregunta, maestra: dígame que es el amor?, que es la muerte?, que hacemos en la tierra?, quien maneja la luna y las estrellas?, porqué sentimos tristeza y alegría?. Ante tales preguntas la vitalidad espiritual, de la maestra florece y se interna en el cosmos de la vida pero trata de explicar a Arturo cada una de sus preguntas. Arturo no queda satisfecho y con cara de preocupación vuelve a casa. Sus padres no están allí, se recuesta y descansa un poco, pero en su cabecita loca le surge el pensamiento de prepararse algo caliente, para evadir el intenso frío que siente, ya que toda la ciudad está cubierta de una densa y oscura neblina. Fue a la cocina e hizo un café, iba a servir su deliciosa bebida humeante, cuando resbaló en una minúscula corteza de banano, y rodo por el piso. El líquido hirviente, cayó en su cuello, Arturo grita desesperado y para secarse pasa su pañuelo blanco que siempre lleva en el bolsillo y sin darse cuenta arrastra con las ampollas hechas por la quemadura, al escuchar el grito Fernanda llega y en ese preciso momento regresan a casa Samuel y Juanita, se asustan muchísimo con en suceso, pero sin hacer preguntas, salen corriendo a urgencias el hospital, allí se encuentran el médico de turno y su auxiliar, quienes diligentemente dan medicina para el dolor y hacen la curación, advirtiendo a todos que la quemadura es de un grado importante y dejará secuelas.
Tristes y silenciosos regresan a casa, Arturo allí da rienda suelta a su emoción y llora amargamente al igual que Samuel y Juanita , Fernanda los contempla enternecida y abraza a Roberto para consolarlo y decide apoyarlo en su proceso de recuperación acompañándolo a diario a sus curaciones, pasado algún tiempo su piel cicatriza pero quedan huellas permanentes. Esto incomoda muchísimo a Arturo quien desde entonces agrega a su atuendo informal una bonita bufanda que le sirve como escudo de los comentarios de la gente, demostrando de esta manera su capacidad de superación ; y es así como entre ires y venires Arturo termina su primaria.
¡Desde luego que no ha olvidado el rinconcito de sus pensamientos donde siempre se encuentra consigo mismo!.
Sus padres comparten con él una hermosa noticia, su corazón revienta de alegría porque su casa se ha vestido de color de rosa y se ha llenado de música celeste con aroma a violetas y azahares que le perfuman el alma y le invaden todo el rinconcito de sus sueños. ¡que maravilla la vida me a regalado una hermanita, soy tan feliz dice Arturo, que una serenata de emociones recorre todo mi ser, no… no se como explicarlo!, pero estoy dichoso de tener con quien compartir mi existencia.
Abraza una y otra vez a Samuel su padre, y cubre de besos a su madre en la espera de nacimiento de la bebé (María), a quien disfruta enormemente en cada uno de sus ratos libres.
Pasan volando los días, y luego con la brisa fresca en la cara, la ilusión de superarse cada vez, Arturo continua el viaje de la vida su hermanita crece juega con las muñecas con el agua y los luceros mientras Arturo hace su bachillerato, da lo mejor de sí en todas las áreas pero su inteligencia y las alas de su imaginación van mucho más allá, por eso jamás abandona el rinconcito entre la fronda del huerto de sus sueños, de sus viajes a la luna, al centro de la tierra y al fondo del mar con Julio Verne, de sus encuentros con Shakespeare, con don quijote, es allí donde dialoga con Dante el poeta del amor y de la muerte, es también allí donde evoca sus maravillosos recuerdos, donde escribe versos, donde cierra los ojos y contempla el coqueteo dulce de sus compañeras de colegio, suspira ante unos enormes ojos azules, y unos tibios brazos que le rodean el cuello, pero sonríe maliciosamente cuando piensa en Amelia una hermosa morena que siempre le guiñe el ojo, ¡que maravillosos y dulces son aquellos tiempos!, Arturo semi-adormecido suspira viviendo estos mágicos momentos, pero una voz sonora como una campana lo interrumpe es la voz alerta de su padre diciendo, hijo: no olvides que es el último día de inscripciones en la universidad entonces corre afanosamente, toma sus papeles, abraza tiernamente a su hermana y a su madre que le sonríen y de su padre se despide con una palmadita sobre el hombro.
Días más tarde Arturo se matricula e inicia sus estudios universitarios de filosofía y letras, lo hace con el entusiasmo que siempre lo ha caracterizado, es un extraordinario estudiante y avanza firme en sus semestres además en un valioso ser humano. Pero como en la vida tenemos que recorrer valles y collados, ríos caudalosos y paisajes agrestes; es así como una tarde gris sus padres cabisbajos y tristes, comunican a Roberto que María la hermana de su corazón se ha puesto enfermita, le cuenta que tiene problemas neurológicos serios, ella a presentado una crisis convulsiva y después de hacer las pruebas correspondientes el neurólogo les ha confirmado que su mal no es pasajero. Arturo con voz quebrada exclama: ¡oh Dios, porqué, porqué! Y en medio del sollozo se le conturba el alma, se le enturbian sus sueños, un escalofrío le recorre el cuerpo, siente que se apaga el sol de su vida. Desesperado abraza a sus padres y con tristeza contempla el rostro de María, con una palidez de infinito misterio, su madre, aunque melancólica, pero con voz de sabiduría, le susurra tiernas frases consoladoras, le habla de la fe, también de la aceptación y de dejar fluir la vida, de no desmayar jamás, de no perder la calma y de enfrentar la fatalidad, por último le dice muy bajito, recuerda que la adversidad nos hace crecer, debemos estar más unidos que nunca, entonces Arturo la mira con inigualable ternura y abrazándola le dice: siento rotos mis sueños y mis esperanzas, pero tratare de hacer lo que tú dices, dejare fluir la vida.
Espero que Arturo no cometa una locura pues por primera vez lo veo hundido en la angustia y desilusión.
Sin embargo el sigue asistiendo a la universidad, pero lleva sobre sus hombros una inmensa desolación que lo empuja a naufragar. Y como en la vida no falta quien se aproveche de la debilidad, de aquel que se siente perdido, aparece Julián, quien dice ser su buen amigo y le ofrece con desfachatez una salida fácil (droga), le ruega transigir, rebajarse, aceptarle, Arturo se ofende, pero se muere del deseo por consumir para calmar su pena. Lucha incesantemente con esta tentación, durante meses, porque la oferta es una constante y porque es posible que el dolor y la desilusión nos hagan cometer graves errores, sin embargo vive alerta, porque en su cerebro rondan los consejos de su abnegada madre y hace un alto en el camino de la desesperación, para reunir el coraje necesario y jamás vencerse.
Reflexiona y dice: mi vida no está vacía siempre a tenido un rumbo, hoy mis padres y mi hermana me necesitan más que nunca, no voy a envilecerme, no acepto esa basura, Arturo se repone se llena de coraje y sentido profundo, en lo posible evade a su compañero y comienza a resarcir su existencia, se propone no dejarse manipular y a cambio de perder el tiempo en pensamientos que lo hunden en la mediocridad, promete darse un espacio para ayudar a su hermanita, para hacerle la vida más grata y llevadera, Arturo siempre ha logrado sorprenderme, siento mucha alegría al ver que tiene un alma llena de valores y de amor.
Nuevamente acude al rinconcito mágico del huerto florecido, allí donde tantos encuentros filosóficos ha tenido, donde sus pensamientos vuelan como palomas en el cielo, allí donde le escribe versos a su amada, donde se diente airoso, feliz, libre y digno. Ahora con ainco prepara los últimos exámenes que en unos días le permitirán graduarse en filosofía y letras, Arturo aprueba con éxito todos los exámenes y el día de su graduación siente una libertad inconfundible, él tiene la voluntad coherente, la inteligencia, la valentía y claridad para distinguir lo fundamental, para ir en contra de lo indigno y sopesar el inmenso valor de ayuda a los demás e identificarse consigo mismo.
Arturo continua con una visión positiva sobre su vida y su profesión, él sigue trabajando en aquel su rinconcito amado, allí donde toma forma el valor de la vida, allí donde se maduran las ilusiones y los sueños literarios; es así como al atardecer el 27 de septiembre, bajo la luz del sol que se filtraba por los ventanales de la antigua casona del fundador de la ciudad de Tunja Gonzalo Suarez Rendón , es cuando conozco a Arturo, estando al lado de su pupitre en una amplia y fría sala de blancas y densas paredes con sabor colonial; allí entre un grupo de estudiosos se encuentra la figura de el joven filosofo Arturo quien hace a su maestro de literatura las preguntas más inesperadas, con su espigada figura luce una amplia sonrisa adornada de brakets en su tez color de trigo y sus pómulos algo pronunciados hablan de un mestizaje propio de la tierra boyacense, su nariz recta da armonía a su rostro, el color café de sus ojos vivaces denotan la alegría de una mente sana e inteligente que siempre aspira a la excelencia , su donaire en el vestir sencillo en informal, luciendo siempre con elegancia su inseparable y apreciada bufanda la cual le da un toque y estilo personal, mi deseo es que siga visitando el mágico rinconcito de sus sueños, que continúe abriéndose camino en el quehacer de la literatura que ascienda enredaderas para encontrar la cumbre.
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